sábado, 1 de agosto de 2020

Una Tecnobiografía

A varios años luz de que ya no escribía en este espacio, quiero creer que esta vez contar con el tiempo tiempo suficiente para escribir, ya que había esta saturada de actividades, entre el trabajo y la maestría apenas y daba tiempo para respirar.

Ahora con este bicho que nos cayó sin previo aviso, he tenido tiempo para ponerme a escribir la tesis, pero además para tomar cursos de actualización, el último se llamó #TallerEnLínea: "De la automatización al descubrimiento: tecnologías de información en la biblioteca académica", fueron 3 sesiones y en la última nos pidieron una tecnobiografía, se las comparto, y espero se den una vuelta a los videos del taller, se nos vienen unos fuertes retos, una cosa si es segura, tenemos que estar listos para resolver las necesidades de información de estos tiempos, en la medida de nuestras posibilidades, claro esta.


Bueno, pues comienzo con mi tecnobiografía:

Yo soy de la Generación X, así que me ha tocado vivir tanto la era analógica a la digital, mi primer encuentro que tenga memoria fue en mi época de estudiante de la licenciatura, en la clase, de la cual no recuerdo ahora su nombre, pero era referente a las computadoras en el ámbito bibliotecológico, ya estaba por arrancarse LIBRUNAM, y nosotros teníamos que ir a otra dependencia a trabajar con nuestros diskette programas que funcionaban para “organizar” un acervo.

Trabajar ya en una computadora fue en mi 3er. Semestre de Bibliotecología, en la Facultad de Psicología-UNAM, en donde hacía la relación de las tesis que ingresaban a la biblioteca, posteriormente me tocó apoyar con la consulta de las primeras bases de datos, que en ese entonces eran en disco compacto, en un principio era el técnico académico quién hacia el rastreo de la información, con el tiempo fueron los propios usuarios los que hacían dichas búsquedas, a quienes previamente se les daba una explicación de como funcionaban dichas bases de datos.

En mi vida laboral, si bien teníamos computadoras, las usábamos más como máquinas de escribir, si bien en 1997 la DGB nos apoyo con la creación de nuestra base de datos de partituras, llamada Euterpe, fue hasta 1998 que contamos con el equipo y el software para comenzar a catalogar desde nuestra dependencia nuestro acervo de partituras, eso sí, tuvimos que estarnos turnando porque no teníamos suficientes licencias para trabajar todos al mismo tiempo.

En 1999 me tocó vivir el paro estudiantil que mantuvo cerrada a la UNAM hasta febrero de 2000, para cuando regresamos a nuestras labores, creo yo, hubo un cambio fuerte, porque se comenzó a usar más el internet para nuestra labor como catalogadores, y en mi caso, también para la selección y adquisición de soportes documentales.

La diferencia entre aquel cierre de la UNAM a esta cuarentena es abismal, en aquel entonces era todo un rollo organizarnos y trabajar, prácticamente estuve sólo a la espera de que regresáramos a laborar. El día de hoy, desde el primer día he estado enviando información a los diferentes grupos de Facebook donde mes doy a conocer la BiDi, así como otras bibliotecas digitales de acceso libre; y he mantenido constante comunicación con mis colegas del trabajo para pasarles datos de cursos, talleres o foros que pudieran ser de su interés, para estar así preparados para el regreso. Definitivamente es una etapa totalmente diferente a cuando fue el paro estudiantil de 1999-2000.

Y como diría mi abuela materna, que en paz descanse, "Y lo que falta..."




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